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Densidad de la microespuma

La utilización de espumas en escleroterapia ha permitido aumentar la eficacia de los agentes esclerosantes, al transformar un líquido en un cuerpo más sólido y viscoelástico que frena el movimiento de la espuma esclerosante en el interior de los ejes varicosos. Las formas líquidas, si contienen más moléculas esclerosantes, tanto en términos de concentración como de volumen, en última instancia son mucho menos eficaces que las formas espumosas. Así pues, lo que cuenta en el resultado esclerosante es más la forma física de lo que se inyecta que su concentración o su volumen líquido inicial. De hecho, lo más importante es la reología de la espuma: debe poder migrar al interior de los troncos a tratar optimizando la reacción esclerosante; seca, más concentrada y compacta, ocupando todo el volumen en las venas grandes, y más húmeda, menos concentrada y más fluida en las venas pequeñas y las varices. Cuanto más importante estratégicamente sea la lesión a tratar, más eficaz deberá ser el émbolo espumoso: en particular, por su estructura más grande, más compacta y menos movilizable, y por la mayor concentración del líquido esclerosante utilizado, que compensa la menor cantidad de sustancia contenida en esta espuma más seca.

 

Por lo tanto, existe una relación necesaria, tanto física como terapéutica, entre la estructura más o menos seca y compacta de la espuma y la concentración del líquido esclerosante utilizado para producirla.

También debe intentarse establecer un ajuste entre la textura y la concentración de los tipos de espuma fabricados para las diferentes indicaciones para las que se utilizan. A grandes rasgos, podemos afirmar a modo de resumen, que cuanto más lejos se esté de un punto de fuga, de una perforación o de un surco de incontinencia, más se puede y se debe buscar el ¼ de la textura media de la espuma y su concentración media. Por el contrario, cerca de una zona de reflujo importante en el plano terapéutico, se debe preferir una textura más seca y compacta y una mayor concentración de agentes tensioactivos para obtener el resultado deseado.

 

Para las "espumas húmedas y blandas" destinadas a venas y varices, parece adecuada una relación de 1/1, 1/2 a 1/3 de líquido frente a aire atmosférico para una concentración de líquido esclerosante del 0,125% al 0,250%. El objetivo es que la espuma se desplace suavemente a través de estas estructuras sinuosas, con los calibres más pequeños.

Con respecto a las relaciones 1/2 y 1/3, hay que tener en cuenta el volumen de aire contenido en el tubo, que es exactamente de 1cc hasta el nivel del cono LÜER de la jeringa, cuando ésta se introduce en el conector del aparato. En el caso de la relación 1/1, la jeringa sólo necesita contener 1cc de líquido esclerosante, aire de un volumen de 1cc que proviene del cilindro. Luego para transferir la espuma a la jeringa, hay que presionar con fuerza el tubo mientras se aspira con el émbolo de la jeringa para recuperar el mayor volumen posible de espuma. El proceso es más sencillo con la relación 1/2 porque la jeringa que se va a emulsionar debe contener 1 cc de líquido y 1 cc de aire, a lo que hay que añadir 1 cc de aire contenido en el tubo del dispositivo, es decir, 1 volumen de L por 2 volúmenes de aire.

 

Para las "espumas medias" con una relación de ¼, y en función del tamaño de la variz a tratar (entre 2 y 6/7 mm de diámetro), una concentración del 0,5% al 1% parece ser la práctica habitual: el objetivo es conseguir un llenado óptimo del recipiente, que tras la evaluación no parece que pueda presentar dificultades particulares para la escleroterapia.

 

Para las "espumas secas y compactas" con una relación líquido/aire que varía de ⅕ a ⅙, véase ⅛, es lógico pensar que la concentración utilizada debería ser del 1,5% al 2%, e incluso hasta el 3% para las texturas muy secas utilizadas únicamente en los casos que no han respondido a las sesiones anteriores, en particular para calibres muy superiores a 6/7 mm de diámetro, la elevada concentración de esclerosante compensa la escasa cantidad de esclerosante líquido utilizada para fabricar esta espuma, con el desplazamiento reológico muy lento necesario para la esclerosis.

Los artículos completos publicados en la revista “Phlébologie/Annales Vasculaires” en octubre de 2013, y en la revista Angéiologie 66 N° 4 de febrero de 2015, pueden consultarse en la sección "Artículos".